Nuevas cifras sobre el impacto de la pandemia del covid-19 así como las estadísticas más recientes sobre los avances realizados para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) relacionados con la salud fueron publicadas en el informe anual Estadísticas Mundiales de Salud, de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Las Estadísticas Mundiales de Salud son el chequeo anual del estado de la salud mundial a cargo de la OMS. El informe manda un contundente mensaje sobre la amenaza que suponen las enfermedades no transmisibles, cuyas consecuencias devastadoras para la vida, los medios de subsistencia, los sistemas de salud, las comunidades, las economías y las sociedades son cada vez mayores,” declaró el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. “El informe pide que aumenten sustancialmente las inversiones en salud y en los sistemas de salud a fin de volver a la senda que nos permita alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.
De acuerdo con el documento, en 2020-2021, la COVID-19 provocó en todo el mundo la estremecedora cifra de 336,8 millones de años de vida perdidos, es decir, una media de 22 años de vida perdidos por cada muerte de más y truncó abrupta y trágicamente la vida de millones de personas.
La pandemia alejó a muchos indicadores relacionados con la salud de su objetivo y ha contribuido a las desigualdades en el acceso a una atención médica de alta calidad, la vacunación sistemática y la protección financiera. Como resultado de esta situación se han invertido las tendencias positivas en lo que respecta al paludismo y la tuberculosis, y disminuyó el número de personas que recibieron tratamiento para enfermedades tropicales desatendidas (ETD).
Las ENT: una amenaza cada vez mayor para la salud de las generaciones futuras
A pesar de los avances generales en materia de salud, el porcentaje de muertes que, cada año, causan las ENT ha aumentado de manera constante, y hoy estas enfermedades son las responsables de casi tres cuartas partes de todas las vidas que se pierden cada año.
De continuar esta tendencia, se prevé que, a mediados de siglo, las ENT representen alrededor del 86% de los 90 millones de defunciones anuales; es decir, serán las causantes de 77 millones de muertes, un aumento de casi el 90% en términos absolutos desde 2019.
El estancamiento de los avances exige tomar medidas
De acuerdo con las tendencias más recientes, se observan indicios de desaceleración en la tasa anual de reducción de muchos indicadores. Por ejemplo, para alcanzar la meta de los ODS, la razón de mortalidad materna a escala mundial debe disminuir, entre 2021 y 2030, en un 11,6% cada año. Del mismo modo, la reducción neta de la incidencia de la tuberculosis entre 2015 y 2021 fue solo de una quinta parte de la necesaria para alcanzar el hito de 2025 de la Estrategia Fin a la Tuberculosis de la OMS.
A pesar de que disminuyó la exposición a muchos riesgos para la salud, como el consumo de tabaco, el consumo de alcohol, la violencia, un agua insalubre y un saneamiento deficiente y el retraso en el crecimiento infantil, los avances fueron inadecuados y la exposición a algunos riesgos, como la contaminación atmosférica, continúa siendo elevada.
De manera alarmante, la prevalencia de la obesidad va en aumento, sin que nada indique que esa tendencia vaya a invertirse en un futuro inmediato. Además, el mayor acceso a servicios de salud esenciales se ha ralentizado en comparación con los avances realizados antes de 2015, y a eso hay que sumar que no se observan progresos significativos en la reducción de las dificultades financieras debidas a los costos de la atención médica. Todo esto limita drásticamente nuestra capacidad para alcanzar la cobertura sanitaria universal para 2030.
“La pandemia de COVID-19 es un recordatorio importante de que el progreso no es lineal ni está garantizado”, advierte la Dra. Samira Asma, Subdirectora General de la OMS para Datos, Análisis y Cumplimiento en pro del Impacto. “Para continuar avanzando a fin de hacer efectiva la agenda 2030 de los ODS, debemos, colectivamente, actuar con decisión para lograr un impacto mensurable en todos los países”.
El informe de este año incluye por primera vez una sección específica sobre cambio climático y salud, y creemos que cobrará mayor relevancia en el informe de cara al futuro. Tanto para esta cuestión como en lo que atañe al resto de esferas, disponer de datos oportunos, fiables y desglosados es clave para hacer un seguimiento de los avances y mejorar las políticas de salud nacionales y mundiales.