Una investigación clínica es un estudio en el que se busca comprobar si un abordaje médico nuevo funciona bien en las personas y responder otras preguntas, por ejemplo, funciona mejor que otros tratamientos, si tiene eventos adversos o cuándo mejora la calidad de vida de una persona gracias a esa opción terapéutica.
Además de ser la vía para probar nuevas terapias, vacunas, procedimientos de diagnóstico o formas de usar los tratamientos existentes, así como dispositivos médicos, la investigación clínica ayuda a producir datos científicos basados en evidencia, contribuyendo a la generación de conocimiento para la mejora de la práctica clínica en beneficio de los pacientes.
Para potenciar el acceso a la innovación, la investigación y el desarrollo, se requiere la articulación de acciones orientadas a dar a conocer las ventajas competitivas del país; y que a su vez contribuyan con la superación de retos relacionados con la atracción, generación y retención de talento, modernización de infraestructuras, entornos colaborativos de trabajo entre ciencia-industria; así como el establecimiento de marcos legales para el impulso de alianzas público-privadas en ciencias de la salud, inversiones de multinacionales, generación de ecosistemas de emprendimiento alrededor de la salud, entre otros.
Eduardo Ortega, Secretario Nacional de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), hace énfasis en que los estudios clínicos son la piedra angular de todos los avances en el campo de la medicina. “Sin ellos no tendríamos innovaciones, ni descubrimientos necesarios para el avance constante que se requiere para mejorar la salud y la calidad de vida de las personas”.
De acuerdo con el doctor Ortega, la investigación clínica es de suma importancia en el sistema de salud panameño, tanto a nivel primario como a nivel hospitalario
“Panamá ha pasado por un proceso de transición epidemiológica y demográfica, y es importante entender las consecuencias de estos cambios. La población ha extendido su expectativa de vida, las enfermedades no transmisibles son ahora la causa más importante de morbilidad y mortalidad; aunque todavía las enfermedades infecciosas representan un peligro real. En este grupo de enfermedades se encuentra el cáncer, la obesidad, la hipertensión arterial y la diabetes mellitus. En este sentido, la investigación científica es la herramienta adecuada para la generación de evidencias que nos permita tomar decisiones en salud pública de cómo abordar las particularidades epidemiológicas observadas”, afirma.
Para el secretario de Senacyt es crítico que la enseñanza en investigación clínica comience desde temprano en las facultades de medicina, se mantenga durante la residencia médica y continúe durante la carrera. “Solo así lograremos una mejor generación de conocimiento y podremos utilizarlo para la mejor toma de decisiones”, señala.
Sobre la oportunidad que tiene Panamá de convertirse en un hub de I+D, el doctor Ortega lo ve como una oportunidad que permitiría el acceso a nuevas terapias, dispositivos médicos, intervenciones médicas y quirúrgicas; así como mejores métodos diagnósticos y preventivos que muchas veces solo están accesibles a través de los estudios clínicos.
Academia: desarrollo de talento
Para que Panamá logre convertirse en un hub de Ciencias de la Vida en la región, también requiere de la profesionalización del talento y el desarrollo de capacidades y habilidades que demanda el sector. Otro aporte es el desarrollo de empleo de alta especialización al contar con más profesionales familiarizados con procesos biológicos, patológicos, tecnológicos, bioquímicos, manejo de datos, normativas de calidad, ética y otros.
La Dra. Lorena Noriega, Directora del Centro de Investigaciones Clínicas de la Universidad de Panamá, agrega que “las entidades académicas tienen la responsabilidad de garantizar la capacitación del recurso humano en Ciencias de la Salud en aspectos relacionados a la metodología de la investigación y procesos de ejecución de ensayos clínicos con los altos estándares de calidad para que los resultados sean de buena calidad y fidedignos; además, promover una formación enfocada en cumplir normativas internacionales de buenas prácticas clínicas para la investigación con seres humanos y el cumplimiento de leyes nacionales”.
También, es función de la academia, estimular y crear un ambiente propicio para el trabajo colaborativo en investigación, entre estudiantes de pregrado, postgrado y centros de investigaciones públicos o privados, nacionales e internacionales. Esto lo realiza la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá a través del Centro de Investigaciones Clínicas CICLI, creado en septiembre del 2021.
“Debemos indicar que la participación en ensayos clínicos es absolutamente voluntaria y el participante puede retirarse en cualquier momento sin que esto afecte la calidad de atención que reciban, ya que en todo momento las investigaciones se rigen bajo los principios éticos básicos que son: respeto a las personas, búsqueda del bien o beneficencia y la justicia”, puntualiza la Dra. Noriega.
Investigación clínica: impacto positivo en salud
De acuerdo con el registro de ensayos clínicos de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, para mayo de este año, en el mundo estaban activos más de 106 mil estudios clínicos, de los cuales 879 correspondían a Centroamérica y El Caribe, con 59 específicamente en Panamá.
La investigación clínica se traduce en un acceso a medicamentos innovadores antes de ser comercializados, lo cual representa el beneficio de contar anticipadamente, con una solución terapéutica que puede mejorar la salud o incluso salvar la vida de los pacientes. De igual forma, los participantes, contribuyen a la generación de conocimiento para beneficio de otros futuros pacientes y la atención recibida durante la investigación, no tiene ningún costo para ellos.
Arturo Rebollón, Medical Ecosystem Partner de Roche, explica que el impacto positivo de la investigación clínica es determinante dentro del ecosistema de la salud. “A través de la investigación clínica podemos ofrecer alternativas a los pacientes para el cuidado o manejo de su salud; estimular la transferencia tecnológica y de conocimiento; creación de equipos multidisciplinarios; elaboración de protocolos y normas de investigación; brindar una fuente de ingresos adicionales para las instituciones por medio de alianzas público-privadas; generar un ahorro a las entidades de salud; y crear plazas de trabajo en áreas científicamente avanzadas, entre otras ventajas”.
En este contexto, se requieren de las voluntades de distintos actores de gobierno, autoridades de salud, industria privada y de la academia, para impulsar a Panamá como un epicentro de innovación. La investigación clínica constituye uno de los grupos de trabajo para la inserción competitiva del país en la generación de soluciones innovadoras en la salud y el bienestar.
Datos del 2019 de IQVIA, empresa que presta servicios para las industrias de tecnología de información de salud e investigación clínica, indican que para ese año en el país se invirtieron más de $3 millones en investigación clínica.