Cómo afrontar ser madre con los ovocitos de otra mujer

La maternidad tardía está a la orden del día. Esta realidad perfila un escenario que obliga a muchas mujeres a optar por la medicina reproductiva para cumplir su deseo gestacional. Además, en ocasiones, sus óvulos no presentan la calidad suficiente para lograr un embarazo, por lo que se verán abocadas a un tratamiento que no será fácil de aceptar para todos los pacientes: La Ovodonación.

“En IVI, actualmente, el 45% de los tratamientos realizados en nuestras clínicas de España son a mujeres mayores de 40 años, una tendencia en alza de acuerdo a la inevitable evolución social. Dado que a partir de los 35 años la fertilidad femenina empieza a caer en picado, muchas de nuestras pacientes se encuentran con una realidad con la que no contaban: sus óvulos no les permitirán ser madres. Aceptar esta situación y valorar un tratamiento con óvulos donados es un duro camino que les ayudaremos a recorrer de la mejor manera desde la Unidad de Psicología”,comenta Marisol Ródenas, psicóloga de IVI Murcia.    

Normalmente, una mujer que se encuentra ante esta situación atraviesa diferentes fases: bloqueo, pérdida, incertidumbre y aceptación.  La pérdida se traduce en el llamado “duelo genético”, ya que es habitual que sea duro asimilar que nuestra descendencia no portará nuestra genética familiar; la incertidumbre suele ocurrir porque no tenemos referentes cercanos a los que preguntar las múltiples dudas que nos asaltan en ese momento. Miedo, rechazo, tristeza… Son reacciones habituales.

“En consulta, las inquietudes más frecuentes son cómo se sentirán como madres del bebé, el origen de las donantes, el tema del parecido físico, cómo compartirlo con la familia o el círculo cercano… Nuestro papel es clave a la hora de guiarles en todos estos aspectos con evidencia científica y en base a experiencias de otras pacientes. Pero, sobre todo, recomendamos dejar las emociones fluir y ver hacia dónde te llevan, compartirlas con la pareja, si la hay, y/o con familia o amigos, y aceptarlas como vienen sin prejuicios. Es muy importante hacerlo para terminar de aceptar la realidad de la situación y sentir esta decisión como un camino elegido, no como algo impuesto por las circunstancias”, explica Ródenas.

Las pacientes que optan por la ovodonación suelen ser mujeres de edad avanzada que han pospuesto la maternidad, con fallo ovárico prematuro o que han sufrido una menopausia precoz o una cirugía ovárica. Además, este tratamiento también está especialmente indicado para mujeres que tienen enfermedades hereditarias que no pueden ser detectadas o mujeres con fallos repetidos en FIV convencional.

“Para muchas pacientes no es la situación ideal y es un punto en el que ni siquiera habían pensado encontrarse en el camino hacia la maternidad. La primera reacción más habitual es que se culpen por haber esperado tanto, algo que sucede la mayoría de las veces por diferentes circunstancias que no podemos controlar, y posteriormente pasen por un periodo de rabia e incluso desinterés. Es crucial tomarse un tiempo para aceptar, recapacitar, expresar sus emociones y tomar la decisión final con la que la paciente se sienta lo más cómoda posible”, clarifica. 

Las dudas que más inquietud generan

¿Se parecerá mi hijo a mí? ¿Cómo se elige a la donante? Una de las cosas que más preocupa a las futuras madres es si sus hijos se parecerán a ellas o si será “lo mismo” que haber tenido un hijo con óvulos propios.

La falta de información en torno al proceso es algo que genera ansiedad en la paciente, ya que no es frecuente conocer a alguien que comente abiertamente que esta fue la manera gracias a la que pudo ser madre. “La donación de gametos es algo habitual, sobre todo en mujeres de edad avanzada, lo que pasa es que no está normalizada porque para algunas de ellas sigue siendo un tema algo tabú y prefieren no compartirlo. El vínculo que tendrán con el bebé será único y una experiencia muy personal que, además, puede potenciarse gracias a la epigenética. Se trata de la relación entre madre e hijo/a durante el período gestacional, un vínculo prenatal que dejará huella tras el parto y en la futura relación, en la medida en que facilita la transición de la mujer a su rol de madre con los cambios emocionales que implica esta primera etapa”, añade Ródenas.  

El procedimiento para este tipo de pacientes es el siguiente: Tras la consulta con el especialista, se asigna una donante mediante la tecnología Perfect Match 360º, un sistema innovador que garantiza la asignación de la donante más adecuada. Lo hace atendiendo a criterios fenotípicos (características físicas como la etnia, el color de ojos y de pelo, la altura y la complexión, el grupo sanguíneo…), biométricos (estudio de similitud facial); y además se realiza un completo análisis genético (con una detección de más de 600 enfermedades genéticas).

Una vez asignada la donante, se inicia el proceso de preparación del endometrio de la paciente para favorecer la posterior implantación del embrión generado en el laboratorio. Como en una FIV convencional, a la paciente se le informa del número de embriones que han fecundado, y, llegado el momento, se realiza la transferencia. Pasados 11 días, se realizará la prueba de embarazo. Concretamente, la tasa de éxito con ovodonación se sitúa en torno al 99%, acumulada a 3 intentos.

“Siempre recalcamos que hay que verlo como una oportunidad y una opción más, no como una derrota o una ‘solución parche’. Y es que, dentro de que es una forma de llegar a la maternidad diferente a la que se pensaba, es importante asumirlo de manera positiva y esperanzadora sabiendo que aún existe esta oportunidad en el camino a la maternidad”, concluye la psicóloga.

En definitiva, es una decisión muy personal que suele ser positivo tomar de la mano de especialistas médicos y otros profesionales especializados en Reproducción Asistida e Infertilidad como puede ser también el Psicólogo Clínico y/o Sanitario para llevarla a cabo en las mejores condiciones.  

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