La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha puesto en marcha un Plan de acción preventiva y respuesta actualizado a fin de reducir los efectos previstos por el fenómeno climático El Niño, en los medios de vida agrícolas y la seguridad alimentaria de las poblaciones con mayor riesgo y más vulnerables.
Según el Plan, la FAO necesita urgentemente cerca de $160 millones para brindar apoyo a más de 4,8 millones de personas hasta marzo de 2024. Dicho plan contempla tres objetivos fundamentales:
1. Mitigar los efectos del desastre de El Niño mediante acciones preventivas, tales como la ayuda a pescadores para proteger sus barcos antes de la tormenta, el refuerzo de diques fluviales antes de inundaciones, la distribución de semillas tolerantes a la sequía a agricultores de secano y la protección de la salud del ganado.
2. Aprovechar los efectos indirectos positivos de El Niño y compensar las pérdidas, por ejemplo mediante el suministro de semillas a agricultores afectados por las inundaciones para que puedan plantar y recuperar una cosecha en cuanto bajen las aguas de inundación.
3. Ofrecer una respuesta rápida en lugares donde El Niño provoque devastación, en particular mediante la distribución anticipada de los suministros más apremiantes como medicamentos veterinarios, semillas y cisternas de agua, proporcionando al mismo tiempo dinero en efectivo a familias gravemente afectadas para que cubran sus necesidades más inmediatas.
“Se necesitan fondos de forma inmediata para llevar a cabo acciones preventivas a escala y en tiempo oportuno”, manifestó Rein Paulsen, Director de la Oficina de Emergencias y Resiliencia de la FAO. “Las predicciones más recientes apuntan a una probabilidad superior al 80 % de que El Niño continúe hasta marzo o mayo de 2024, por lo que resulta esencial fortalecer los sistemas agroalimentarios a fin de que sean más resilientes a las futuras perturbaciones climáticas para prevenir pérdidas de vidas y de medios de subsistencia”.
Actualmente, el Plan otorga prioridad a la adopción de medidas en 34 países entre ellos: Afganistán, Angola, Bolivia, Camboya, Colombia, Ecuador, El Salvador, Eswatini, Etiopía, Fiji, Filipinas, Guatemala, Honduras, Indonesia, Kenya, Lesotho, Madagascar, Malawi, Mozambique, Myanmar, Namibia, Nicaragua, Pakistán, Papua Nueva Guinea, Perú, República Democrática Popular Lao, Rwanda, Somalia, Timor-Leste, Uganda, Venezuela (República Bolivariana de), Viet Nam, Zambia y Zimbabwe.
En África oriental, por ejemplo, El Niño está vinculado con precipitaciones superiores a la media durante la estación húmeda entre octubre y diciembre, que pueden provocar episodios de lluvias intensas, inundaciones y corrimientos de tierras, sobre todo en Etiopía oriental, Kenya, Somalia y el sur de Uganda. En África austral y partes de América del Sur y central, El Niño suele ocasionar déficits de precipitaciones que pueden provocar importantes efectos negativos en la producción agrícola y la seguridad alimentaria. En tanto, en Asia y el Pacífico, El Niño tiene efectos dispares, ya que puede ocasionar lluvias muy abundantes o muy escasas dependiendo de la ubicación.
De acuerdo con la FAO, el mundo afronta este ciclo de El Niño con una cifra récord de 258 millones de personas aquejadas de hambre aguda en 2022 y solo el 20 % del total de fondos necesarios para hacer frente a los altos niveles de inseguridad alimentaria aguda. Muchos países víctimas de crisis humanitarias corren también el riesgo de verse afectados por los efectos de El Niño en las próximas semanas y meses.
La repercusión de los próximos episodios de El Niño en la agricultura y la seguridad alimentaria puede ser grave y provocar un importante sufrimiento humano y pérdidas económicas. Por ejemplo, el episodio de El Niño de 2015-16 afectó gravemente a más de 60 millones de personas en todo el mundo y llevó a 23 países a solicitar asistencia humanitaria internacional, por un valor total de $5,000 millones.
A 30 de octubre de 2023, la FAO ha movilizado $35 millones, lo que deja un déficit de $125 millones. Con esa cantidad, el organismo de las Naciones Unidas ha iniciado ya acciones preventivas en 19 países prioritarios y ha atendido a 700,000 personas gracias a la financiación flexible de asociados que aportan recursos como Alemania, Bélgica, el Canadá, la Dirección General de Protección Civil y Ayuda Humanitaria de la Unión Europea, Noruega, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y Suecia.