Hace algunos días se celebró el día mundial de té, una de las bebidas más consumidas después del agua.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la producción mundial de té asciende a más de $18,000 millones y alrededor de 13 millones de personas trabajan en la producción de té a nivel global. Se calcula que en los cuatro principales países productores (China, India, Kenya y Sri Lanka), unos 9 millones de cultivadores de té son pequeños productores.
En un reciente evento para celebrar este día, QU Dongyu, Director General de la FAO, afirmó que “la industria del té puede convertirse en un motor para el crecimiento económico y para la restauración de los ecosistemas. Puede contribuir a nuestra lucha contra la pobreza y el hambre, y representa una importante fuente de ingresos y empleo, en especial para las comunidades rurales”, añadió.
Destacó además la importancia de los pequeños productores de té para la sostenibilidad del sector. “Queremos rendir homenaje a sus logros, pero también sensibilizar sobre los importantes retos a los que se enfrentan y la urgente necesidad de movilizar la voluntad política para apoyarles”, afirmó, añadiendo que “todos debemos trabajar juntos y aprovechar todos los medios posibles, incluidas más inversiones públicas y privadas y más específicas, para transformar el sector del té”.
Importantes retos para los pequeños productores
Los pequeños agricultores, muchos de ellos mujeres, representan el 60 % de la producción mundial de té y son la “columna vertebral” del sector, aseguró el Director General de la FAO. Subrayó que “el té constituye la principal fuente de subsistencia para millones de familias pobres, la mayoría en países de ingresos bajos”, pero se enfrentan a varios desafíos, entre ellos los bajos precios en la explotación, los deficientes servicios de extensión, los limitados canales de comercialización, el escaso acceso al crédito y la tecnología, y los obstáculos para cumplir las normas de calidad. “Necesitamos aprovechar estos avances y hacer todo lo posible para garantizar que el sector del té beneficie a los pequeños productores y a las comunidades rurales, no solo a corto, sino también a largo plazo”.
El Director General de la FAO manifestó también que las explotaciones de té en pequeña escala deben innovar constantemente y explorar nuevas formas de hacer mejor las cosas, para poder seguir siendo viables en un contexto de mercado cada vez más competitivo. “La digitalización y las soluciones impulsadas por la innovación, así como el acceso a la financiación, son esenciales para la sostenibilidad futura del sector del té, y para aumentar su contribución a la Agenda 2030 y fomentar la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Aquí es donde más ayuda se necesita”, añadió.
En tanto, Ramesh Pathirana, Ministro de Plantaciones de Sri Lanka, afirmó que Sri Lanka es uno de los cuatro mayores países productores de té y que los pequeños agricultores representan la mayor parte del sector del té. Sin embargo, la recesión económica de los últimos años ha afectado a la producción de té, mientras que el país ha empezado a promover soluciones digitales para ayudar a los cultivadores a mejorar la calidad y la cantidad del té.
Labor de la FAO sobre el té
La FAO se ha comprometido a lograr un sector del té eficiente, inclusivo y sostenible. Las actividades incluyen el desarrollo de productos de conocimiento y el suministro de datos e información sobre los mercados y el comercio del té, proyecciones a medio plazo para el mercado mundial del té e información relevante sobre el sector, con el objetivo de mejorar la transparencia del mercado y fundamentar las decisiones sobre políticas.
El Grupo Intergubernamental de la FAO sobre el Té —uno de los grupos de productos básicos más antiguos de la FAO y órgano auxiliar del Comité de Problemas de Productos Básicos (CCP), representa un foro de consulta e intercambio intergubernamental sobre las tendencias de la producción, el consumo, el comercio y los precios del té, incluida la evaluación periódica de la situación del mercado mundial y las perspectivas a corto plazo y el examen de la evolución de las políticas.