Un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), señala que los trabajadores claves son infravalorados a pesar del gran valor que representan para las economías y las sociedades.
El informe, Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo 2023: El valor del trabajo esencial, además de ofrecer un amplio panorama de la situación actual señala que los países necesitan mejorar las condiciones de trabajo y los ingresos de los trabajadores clave – que fueron esenciales durante la crisis COVID-19.
De acuerdo con el documento los trabajadores clave pueden encontrarse en ocho grupos ocupacionales principales que abarcan la sanidad, los sistemas alimentarios, el comercio minorista, la seguridad, la limpieza y el saneamiento, el transporte, las ocupaciones manuales y las técnicas y administrativas.
En los 90 países en los que se disponía de datos, el 52% de todo el empleo lo realizan trabajadores clave, aunque en los países de renta alta, donde las actividades económicas están más diversificadas, la proporción es menor (34%).
Otro dato interesante del análisis es que en todo el mundo, el 29% de los trabajadores clave están mal pagados (entendiendo por mal pagado un salario inferior a dos tercios del salario medio por hora). Por término medio, los trabajadores clave ganan un 26% menos que los demás empleados, y sólo dos tercios de esta diferencia se deben a la educación y la experiencia. En los sistemas alimentarios, la proporción de empleados clave mal pagados es especialmente elevada, un 47%, y en limpieza y saneamiento es del 31%.
Estos sectores emplean a una gran proporción de inmigrantes, especialmente en los países de renta alta.
Casi uno de cada tres trabajadores clave tiene un contrato temporal, aunque existen considerables diferencias entre países y sectores. En la industria alimentaria, el 46% tiene un trabajo temporal. Uno de cada tres empleados en ocupaciones manuales y en limpieza y saneamiento, tiene un contrato temporal.
Los trabajos de limpieza y seguridad suelen subcontratarse, y otras ocupaciones clave se cubren habitualmente con trabajadores cedidos por empresas de trabajo temporal. Esto ocurre sobre todo en los almacenes, y cada vez más en la sanidad.
Más del 46% de los empleados clave de los países de renta baja trabajan muchas horas. Las jornadas largas son más frecuentes en el transporte, donde casi el 42% de los trabajadores clave de todo el mundo trabajan más de 48 horas semanales. Una parte sustancial de los trabajadores clave de todo el mundo también tienen horarios irregulares o jornadas reducidas.
Casi el 60% de los trabajadores clave de los países de renta baja y media carecen de algún tipo de protección social. En los países de renta baja, la protección social es mínima y sólo alcanza al 17% de los trabajadores clave. El panorama es aún más sombrío para los trabajadores clave autónomos en la mayoría de los países en desarrollo, ya que carecen casi por completo de protección social.
Garantizar un trabajo digno
El Director General de la OIT, Gilbert F. Houngbo, indicó que “El personal sanitario, los cajeros de supermercado, los repartidores, los trabajadores postales, la gente de mar, los limpiadores y otras personas que suministran alimentos y artículos de primera necesidad continuaron desempeñando su trabajo, día tras día, incluso en el punto álgido de la pandemia, a menudo con gran riesgo personal”.
“Valorar a los trabajadores clave significa garantizar que reciben un salario adecuado y que trabajan en buenas condiciones. El trabajo decente es un objetivo para todos los trabajadores, pero es particularmente crítico para los trabajadores clave, que proporcionan necesidades y servicios vitales tanto en los buenos como en los malos tiempos”.
El informe recomienda para garantizar la continuidad de los servicios esenciales durante futuras pandemias u otras crisis como catástrofes naturales, una mayor inversión en las infraestructuras, la capacidad productiva y los recursos humanos de los sectores clave. La falta de inversión, especialmente en los sistemas sanitario y alimentario, contribuye a un déficit de trabajo decente que socava tanto la justicia social como la resiliencia económica. Entre otras recomendaciones, el informe pide:
- Garantizar que los sistemas de salud y seguridad en el trabajo (SST) cubran todas las ramas de actividad económica y a todos los trabajadores, especificando claramente los deberes y derechos, mediante la colaboración entre el gobierno y los representantes de trabajadores y empresarios.
- Mejorar la retribución para compensar la infravaloración de los trabajadores clave y reducir la brecha salarial entre éstos y los que no lo son, incluso mediante salarios mínimos negociados o establecidos por ley.
- Garantizar horarios de trabajo seguro y predecible a través de la regulación, incluida la negociación colectiva.
- Adaptar los marcos jurídicos para que todos los trabajadores, independientemente de su situación laboral y sus acuerdos contractuales, estén cubiertos por la protección social, especialmente por la baja por enfermedad remunerada.
- Aumentar el acceso a la formación para que los trabajadores clave puedan realizar su trabajo de forma eficaz y segura.