Fortalecer los sistemas de salud en América Latina y el Caribe luego de la pandemia de COVID-19 debería ser un tema prioritario, de acuerdo con una nueva publicación del Banco Mundial: “Construyendo sistemas de salud resilientes en América Latina y el Caribe: Lecciones aprendidas de la pandemia de COVID-19”. Invertir en atención primaria de la salud y mejores sistemas de vigilancia de la salud pública puede desarrollar la resiliencia frente a pandemias futuras. También se necesitan más inversiones para enfrentar las presiones sobre el sistema de atención a la salud, exacerbadas por la COVID-19, incluidos los servicios de salud mental, y sentar las bases para una mejora de los resultados en términos de desarrollo humano y crecimiento económico.
“La pandemia demostró que los sistemas de salud deben contar con financiación suficiente y ser capaces de enfrentar shocks y sobrecargas”, dijo Juan Pablo Uribe, director global de Prácticas de Salud, Nutrición y Población del Banco Mundial. “Muchos países de América Latina y el Caribe pusieron en marcha medidas efectivas e innovadoras, incluidas la ampliación de los servicios remotos de salud y telemedicina durante la pandemia, incrementaron el uso de datos en el proceso de toma de decisiones y establecieron nuevas asociaciones público-privadas que ampliaron el acceso a la atención de la salud durante los picos de la pandemia. Estas innovaciones pueden aprovecharse y servir para impulsar una serie de reformas más amplias y duraderas con el fin de lograr una mayor resiliencia en el sector de la salud”.
A pesar de las mejoras en atención de la salud de los últimos 30 años, la pandemia de COVID-19 se encontró con una región que enfrentaba una multiplicidad de desafíos sistémicos. La mayor parte de los sistemas de salud en ALC tienen un desempeño más bajo que el promedio para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). La fragmentación de la atención de la salud es una de las principales causas de malgasto en la región, derivando en duplicación de tareas, reduciendo de forma significativa la eficiencia del sistema y exacerbando las desigualdades. En promedio, el gasto en salud, si bien creció en los últimos años, es de apenas el 25% del gasto per cápita que exhiben los países de la OCDE, ajustado por poder adquisitivo.
La escasa capacidad de los sistemas de salud también perjudicó la respuesta de los diferentes países para hacer frente a los shocks y picos de demanda, en tanto la inversión insuficiente en salud pública registrada antes de la pandemia dejó a los sistemas de salud de ALC con un muy bajo nivel de preparación. La región tuvo una de las tasas más altas a nivel de mundial de mortalidad y exceso de mortalidad a causa de la COVID-19, mientras que la pandemia derivó en un aumento significativo de las enfermedades mentales.
La publicación se presentó durante un evento organizado por el Gobierno de Chile y el Banco Mundial, que contó con la presencia de los ministros de salud y finanzas de la región, altos funcionarios y representantes de organismos internacionales, con el fin de debatir los desafíos que enfrentan los sistemas de salud tras la pandemia. El evento culminó con una declaración conjunta sobre la importancia de invertir en sistemas de salud y de salud mental resilientes para afianzar el capital humano y la economía de América Latina y el Caribe.
“Para Chile es muy relevante ser el anfitrión de este encuentro que va en línea con las prioridades del gobierno del presidente Gabriel Boric en salud, donde estamos trabajando en tres líneas estratégicas para este período: disminuir los tiempos de espera; la Salud Mental, que se ha agravado especialmente con la pandemia; y avanzar hacia la reforma de un sistema Universal de Salud que reconoce la atención primaria universal como un elemento central, con un enfoque comunitario, de favorecer el cuidado y el acceso a través de distintos mecanismos”, dijo la ministra de Salud de Chile, Ximena Aguilera.
Desde el comienzo de la pandemia, el Banco Mundial duplicó su asistencia financiera al sector de la salud en la región. La cartera de Salud, Nutrición y Población del Banco Mundial en ALC incluye $3 mil 900 millones en compromisos (29 operaciones), de los cuales $2 mil 300 millones (18 operaciones) apuntan específicamente a fortalecer la resiliencia de los sistemas de salud de la región. El Banco Mundial apoya una serie de nuevas operaciones financieras en Argentina, Chile, Colombia, Honduras y la República Dominicana, mediante inversiones programadas en atención primaria de la salud, telemedicina y sistemas de información y vigilancia sanitaria que se espera contribuyan a mejorar la capacidad de los sistemas de salud de responder de manera efectiva a los shocks futuros, incluidos aquellos relacionados con el cambio climático.