Depresión infantil: mucho más que una simple tristeza

Los primeros meses del confinamiento por la pandemia fueron difíciles para Eric, un niño de 10 años quien disfrutaba de la compañía de sus amigos de la escuela y del equipo de fútbol.

En aquellos meses le estaba restringido el uso del área social del PH donde residen por temor al contagio de covid-19, socializar con los niños vecinos era cada vez más complicado, recuerda su madre.

Con el paso del tiempo, los padres de Eric comenzaron a notar algunos cambios en su estado de ánimo como por ejemplo tristeza, falta de interés por el estudio y poco comunicativo. Al notar que su comportamiento no era el mismo, tomaron la decisión de consultar con un especialista quien determinó que Eric estaba padeciendo de depresión.

La depresión es un estado del ánimo caracterizado por un humor depresivo, pérdida de la capacidad para interesarse y disfrutar de las cosas, disminución de la vitalidad que lleva a una disminución del nivel de actividad y a un cansancio exagerado que aparece incluso tras un esfuerzo mínimo.

Stephanie López Chalá, médico psiquiatra, sostiene que durante la pandemia, los casos de depresión infantil se incrementaron a raíz del confinamiento ya que por naturaleza el ser humano es social.

De acuerdo con el informe Unicef de octubre pasado titulado: Estado Mundial de la Infancia 2021, En mi mente: promover, proteger y cuidar la salud mental de la infancia, 1 de cada 7 adolescentes de 10 a 19 años, a nivel mundial, fue diagnosticado con un trastorno mental.

El informe también destaca que según la encuesta de hogares de UNICEF, el 32% de los niños, niñas y adolescentes en Panamá sintieron molestias en su salud mental a raíz de la pandemia por COVID-19 en el último mes. 

Identificando las señales

Algunas señales o síntomas que permiten al padre identificar que su hijo pasa por un momento depresivo son:

  • Disminución de la atención y concentración
  • Perdida de la confianza en si mismo y disminución de la autoestima
  • Pesimista del futuro
  • Pensamientos y actos de autoagresión
  • Trastorno del sueño
  • Pérdida del apetito

Stephanie López Chalá, médico psiquiatra, señala que situaciones como maltrato al menor, acontecimientos estresantes como el duelo, sensación de fracaso, baja tolerancia a la frustración e impulsividad, entre otros, pueden llevar a que un niño o adolescente sufra de depresión.

Para López el rol de los padres es importante pues les corresponde brindar apoyo, transmitir seguridad y que el niño no se sienta juzgado. El no tratar la situación a tiempo trae consigo que un episodio depresivo puede incidir en una idea suicida y para prevenirlo es vital hablar del tema y no mantenerlo silencio. Escuchar, abrir un espacio para que el niño o adolescente se desahogue y pueda comunicar lo que está pensando es lo ideal.

Añade la especialista que con un abordaje efectivo y oportuno se puede llegar a su remisión.

En la actualidad Eric disfruta nuevamente de la compañía de sus amigos y de practicar su deporte favorito el fútbol.

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