Susana tenía 33 años cuando ella y su pareja decidieron tener un bebé, como cualquier adulto que tiene la mayoría de sus metas profesionales cumplidas. Hoy, con 39 años, ya son una familia feliz con dos hijos, Ivania, de 4 años, y Andrés, de 2. Sin embargo, fueron casi dos años de varias citas médicas, exámenes, pruebas diagnósticas y con ello mucho estrés. Ella agotaba sus posibilidades, pero siempre creyó en buscar una segunda opinión.
“Cuando los pacientes se enfrentan a dificultades para concebir, la búsqueda de respuestas y soluciones les llevan a consultar con diversos especialistas. Y esto lo deben hacer si la mujer tiene menos de 35 años y si lleva más de un año de mantener relaciones sexuales frecuentes, sin preservativos ni uso de anticonceptivos y no consigue el embarazo. En los casos de mujeres con edades más avanzadas, si después de transcurridos seis meses no ha logrado embarazarse. Pero cabe resaltar que deben acudir a un experto en medicina reproductiva e investigar todas las innovaciones que existen hasta para los casos más difíciles”, indica el doctor Saúl Barrera, director médico de IVI Panamá.
En el proceso de cumplir el sueño de ser padres, las parejas deben estar abiertas al abanico de posibilidades, que va desde la inseminación artificial, fertilización in-vitro, diagnóstico genético de embriones y la posibilidad de pasando por los bancos de óvulo y esperma en los casos más complejos, lo importante es que siempre hay una alternativa. Todas con el apoyo de la última tecnología y los profesionales más cualificados, de ahí que una segunda opinión médica puede ser una herramienta valiosa al explorar diferentes opciones.
La búsqueda de una segunda opinión en temas de fertilidad puede ser una decisión sabia y beneficiosa para las parejas que están buscando concebir y no lo logran. Hay varias razones por las cuales una segunda opinión puede ser útil. En primer lugar, puede ayudar a confirmar o aclarar un diagnóstico, lo que puede influir en el enfoque del tratamiento y en las opciones disponibles.
Por otro lado, puede revelar alternativas de tratamiento que no se habían considerado previamente, brindando más posibilidades para lograr un embarazo exitoso. Una segunda opinión puede disminuir la ansiedad y el estrés asociados al proceso de fertilidad, brindando confort emocional y tranquilidad. También puede proporcionar información actualizada sobre las últimas tecnologías y tratamientos disponibles, lo que puede ser beneficioso para aprovechar los avances médicos recientes.
“Anteriormente, solo me habían dicho que debía tomar ácido fólico y que por ser joven podía quedar embarazada de forma natural en un año, que no habría problema. No conocía lo que era la reserva ovárica hasta que llegué a IVI por primera vez, ahí aprendí que a medida que pasan los años en las mujeres disminuye la posibilidad de ser madre. Buscar un especialista o una segunda opinión no quiere decir que desconfiemos de un médico, sino que es una oportunidad para obtener una perspectiva más amplia y tomar decisiones más acertadas según nuestro caso”, cuenta Susana.
Las pacientes que llevan bastante tiempo buscando un embarazo sin éxito también deben estar conscientes de patologías que intervienen en el proceso de concepción, como la endometriosis o el síndrome de ovarios poliquísticos, que combinados con una mala alimentación y un estilo de vida poco saludable afectan la fertilidad femenina.
“Para lograr el sueño de ser padres es fundamental tener en cuenta las opciones disponibles y estar bien informados sobre cada una de ellas. La primera consulta en IVI no tiene que ser necesariamente cuando una mujer mayor de 35 años no puede concebir, también pueden ser mujeres más jóvenes que desean preservar su fertilidad hasta el momento que consideren más adecuado para tener un bebé”, indica el doctor Barrera.