La preocupación entre los productores y procesadores de leche en Panamá es real; el motivo es la creciente importación de productos lácteos terminados. Cada año estos productos ocupan más espacios que antes eran cubiertos por la producción nacional. Una situación que está ocasionando efectos negativos en la economía, el empleo rural y la seguridad alimentaria del país.
Natzare Bermúdez, presidenta de la Asociación Nacional de Procesadores de Leche (Anaprole), presentó un diagnostico de la situación actual del sector durante un conversatorio donde participaron representantes de la industria, aliados y gobierno.
De acuerdo con Bermúdez, el sector lechero representa el 40% del sector pecuario con inversiones por el orden de los 1,130 millones. Anaprole compra el 90% de la leche nacional que se produce en el país generando unos 15 mil empleos directos.
“Hay regiones de Panamá donde la única fuente de empleo es una finca lechera. Así de importante es esta actividad”, destacó la presidente del gremio.
En Panamá en el 2015 se producían 205 millones de litros de leche, mientras que en 2023 la producción descendió a 178 millones de litros. Este retroceso ha puesto en jaque a pequeños y medianos productores.
A pesar de una leve recuperación del 6% en la producción de leche en 2024, luego de varios años de disminución sostenida, los líderes del sector alertan que este avance podría verse amenazado por la entrada masiva de productos lácteos importados, provenientes de países que continúan subsidiando a sus productores, generando una competencia desleal en el mercado panameño.
La presidente de Anaprole hizo un llamado al Gobierno Nacional a redoblar esfuerzos y enfocar inversiones hacia el fortalecimiento del sector primario a través de programas integrales de asistencia técnica, tecnificación e innovación, orientados a mejorar la productividad y garantizar la rentabilidad de los productores.
“Nuestros productores están haciendo un trabajo relevante, pero necesitan más herramientas para competir”, subrayó Bermúdez.
Pro su parte, Patricio Mosquera, economista de Anaprole, detalló que el consumo per cápita de leche en Panamá ronda los 110 a 115 litros anuales, por debajo del estándar internacional de 180 litros. Esto indica que existe un margen para crecer, pero se requiere una transformación integral en la cadena de valor.
“El reto es claro: mayor productividad animal, eficiencia operativa, reingeniería de costos, y coordinación entre todos los eslabones de la cadena. El sector industrial no puede avanzar solo. Se necesita una estrategia nacional”, recalcó Mosquera.
Acciones para proteger el sector
Ante este panorama, Anaprole presentó una hoja de ruta con acciones necesarias para salvaguardar la sostenibilidad del sector lechero nacional:
- Fortalecimiento de la competitividad: Apoyo a los productores con herramientas modernas, acceso a tecnología, innovación y mejoras en la eficiencia de los sistemas productivos.
- Programas de asistencia técnica integrales: Impulsar el conocimiento técnico, científico y económico necesario para producir leche con estándares de calidad y a menor costo, especialmente para los pequeños productores.
- Educación y tecnificación rural: Capacitación constante para productores, con enfoque en productividad animal, calidad del producto y manejo empresarial.
- Sostenibilidad como eje estratégico: Fomentar prácticas sostenibles en lo económico, ambiental y social, que permitan la permanencia y crecimiento del sector a largo plazo.
- Revalorización del producto lácteo nacional: Campañas de concienciación dirigidas a los consumidores, para que reconozcan el impacto positivo de elegir productos lácteos panameños en la economía local y el bienestar social.
Panamá cuenta con más de 2,800 productores de leche.