El Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO aprobó oficialmente la inscripción de la primera fase de la Ruta Colonial Transístmica de Panamá en la Lista de Patrimonio Mundial, reconociendo su valor universal excepcional como testimonio del papel estratégico que ha desempeñado el Istmo de Panamá en los sistemas globales de intercambio desde el siglo XVI hasta el XIX.
La decisión del Comité responde a la recomendación emitida por ICOMOS, organismo asesor de la UNESCO, que destacó la importancia histórica, cultural y logística de este sistema de caminos y sitios que conectaban los océanos Atlántico y Pacífico durante la época colonial.
La Ruta Colonial Transístmica simboliza más que una vía histórica: es un testimonio vivo del rol del Istmo como eje de conectividad global desde la era de los virreinatos hasta la fiebre del oro, desde la ruta de los galeones hasta la Revolución Industrial, en un trayecto que culmina con la creación del Canal de Panamá, símbolo universal de cooperación y tránsito entre mundos.
La primera fase inscrita incluye seis componentes clave, entre ellos el Camino de Cruces, fortificaciones y estructuras logísticas que facilitaron el movimiento de personas, mercancías, saberes y culturas entre los dos océanos. Esta inscripción se suma a las propiedades panameñas previamente reconocidas por la UNESCO en ambos extremos de este eje interoceánico: las fortificaciones de Portobelo y San Lorenzo en el Caribe, y el Sitio Arqueológico de Panamá Viejo y el Distrito Histórico de Panamá en el Pacífico, donde se encuentra el emblemático Salón Bolívar, declarado Atributo de Valor Universal Excepcional.
Con esta nueva inscripción, Panamá alcanza seis sitios reconocidos por la UNESCO como Patrimonio Mundial, en las categorías de sitios naturales y sitios culturales, fortaleciendo su liderazgo regional en conservación del patrimonio y gobernanza cultural.
La ministra de Cultura de Panamá, Maruja Herrera, expresó su profundo agradecimiento por este logro, que calificó como “un hito histórico para el país y para toda la región”. Durante su intervención ante autoridades culturales del organismo, señaló:
“Esta inscripción representa mucho más que el reconocimiento de una red de caminos históricos: es la validación del rol de Panamá como punto de encuentro de civilizaciones, culturas y economías. Agradecemos a los expertos del Comité del Patrimonio Mundial y a los Estados Partes que han respaldado esta nominación, que es fruto de más de una década de trabajo técnico y diplomático comprometido”.
Este logro tiene un valor simbólico muy especial para la ministra Herrera, quien inició este expediente en 2014, durante su gestión como directora general del entonces Instituto Nacional de Cultura (INAC). Hoy, once años después, lo celebra desde su rol como ministra, como muestra del compromiso histórico y personal con la defensa del patrimonio panameño.
“Panamá seguirá conservando esta ruta para beneficio del mundo, con responsabilidad, orgullo y la certeza de que, en cada piedra de estos caminos, hay historias compartidas y esperanzas para toda la humanidad”, concluyó la ministra.
Esta importante incorporación al listado de la UNESCO no solo refuerza los esfuerzos de Panamá por preservar y promover su rica herencia cultural y natural, sino que también abre nuevas oportunidades para el turismo cultural, ofreciendo a visitantes nacionales e internacionales la posibilidad de recorrer una ruta histórica viva que conecta océanos, épocas y culturas. La Ruta Colonial Transístmica se proyecta ahora como un motor de desarrollo para las comunidades locales, generando empleo, orgullo identitario y espacios de participación en torno al patrimonio. Con esta inscripción, Panamá se consolida como un referente regional en políticas públicas de protección del patrimonio y como un país anfitrión de experiencias culturales únicas y sostenibles.
Esta importante incorporación al listado de la UNESCO se suma a los esfuerzos de Panamá por preservar y promover su rica herencia cultural y natural, y refuerza su posicionamiento como referente regional en políticas públicas para la protección del patrimonio.